miércoles, 3 de marzo de 2010

Un finde muy loco. Seguda Parte: Sábado oscuro.

El sábado cuando nos levantamos, lo primero que hicimos después de descubrir la nieve en las montañas desde la ventana del cuarto de baño (María seguía insistiendo en que fuéramos) y el magnífico día que hacía, de desayunar y vestirnos, fue ir a comprar al supermercado del pueblo, porque a pesar de que había nieve y estaba el día estupendo, nuestra intención no era visitar la nieve, sino hacer una barbacoa.

Mientras Clara intentaba arreglar la ventanilla de su coche que la habíamos bajado y luego no podía subirla, los demás hacíamos la compra (menos Pablo que se quedó en casa preparando la barbacoa), y los amables carniceros nos explicaron cómo llegar al Puerto de La Ragua para ver la nieve.

Fue llegar a casa, y ponernos a preparar la barbacoa en el patio. Seguidamente nos pusimos a comer, felices y contentos. Pero cuando menos nos lo esperábamos saltó un viento, que parecía que íbamos a salir volando. De hecho, el toldo del vecino salió volando hacia nuestro patio, y Pablo tuvo que saltarse al del vecino para ponerlo "bien". Lo digo entre comillas porque no sirvió para nada, ya que el toldo amaneció destrozado al día siguiente. Las nubes también habían tapado nuestro querido sol.

Acabamos de comer sobre las 5 de la tarde. Yo intenté echarme una siesta, cosa que me fue imposible por el ruido del viento, así que bajé sobre las 6, y los demás estaban viendo "Rompedientes", por lo que me uní a ellos. Pero nuestra distracción duró poco tiempo, ya que sobre las 6 y media se nos fue la luz, ¿y ahora qué hacemos? La electricidad de la casa estaba conectada, y los vecinos (mejor dicho la vecina, porque las demás casas estaban vacías) tenían luz, ¿entonces era nuestra casa? Clara, Kelly y María fueron a comprar linternas. Llamamos a la empresa de electricidad, y no nos cogían el teléfono, llamamos a un amigo del pueblo y este no se encontraba allí, pero nos dio un consejo, y era que nos pusiéramos en contacto con Antonio, “el coscorrón”, que era el electricista del pueblo, pero no hicimos caso al consejo porque descubrir que la luz se había ido en todo el pueblo. Clara y Carlos fueron a la gasolinera a comprar más linternas.

Merendamos pan y magdalenas con nocilla, patatas, bebimos cubatas, y jugamos a juegos tontos, que prefiero no nombrarlo por respeto al que lea esto, mientras intentábamos localizar a nuestros familiares, ya que estábamos sin cobertura también. Pero llegó la hora de la cena, y como teníamos vitrocerámica, no podíamos cocinar, y lo hicimos en la chimenea. No podéis imaginar lo que se formó en la casa con el olor a chorizos.

Así fuimos matando el tiempo, hasta que a las 11 menos cuarto de la noche, llegó la luz. Intentamos ver de nuevo “Rompedientes”, pero a los varios minutos se fue a ir, tardando menos en volver esta vez. Y así varias veces hasta que volvió para siempre (o al menos esa noche), pero ya no teníamos ganas de ver la peli. Esa noche nos acostamos tempranito, al menos María, Kelly y yo, después de esa sesión de fotos en pijama que nos hizo Carlos.

(Próximamente, Tercera parte: Domingo en la nieve y...¿tienes los dientes postizos?)

4 comentarios:

  1. que ricos los chorizos parrilleros.... los chorizos parrillerosssss, que bueno este fino de garrafa, este vino de garrafaaaaaa(8)
    que pecha de comer nos dimos asi estaba yo al dia siguiente super empachá! pero QUE BIEN NOS LO PASAMOSSS!!!

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  2. No vea la tardecita jugando a juegos tontos fue la caña sobre to el foll... no digo mas na y lo mejo cnd vino la luz a1q lo de la barbacoa chimenera no estbo mal eso si q calor pase cocinando

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  3. Ese olor a chorizos me ha hecho recordar el olor a sardinas en Burdeos...

    ¡Y publica algunas de esas fotos eróticas que os hizo Carlos :-P!

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  4. el dia fue genial, y la experiencia de, en los tiempos que corren, entretenernos sin luz .... Brutal!!!
    Clara

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